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Día mundial del sida 2023

QUE LIDEREN LAS COMUNIDADES

Para poner fin al sida, el mundo necesita que las comunidades vayan en cabeza. Las organizaciones de comunidades que viven con el VIH, que corren el riesgo de contraerlo o que se han visto de alguna manera afectadas por el virus están en la primera línea de la lucha para progresar en la respuesta al VIH. Las comunidades conectan a las personas con los servicios de salud pública centrados en las personas, generan confianza, innovan, supervisan la implementación de políticas y servicios, y responsabilizan a los proveedores.

Sin embargo, las comunidades van siendo cada vez más privadas de su liderazgo. Los recortes en la financiación, los obstáculos políticos y legislativos, las limitaciones de capacidad y las normas restrictivas para la sociedad civil y los derechos humanos de las comunidades marginadas están obstaculizando el progreso de los servicios de prevención y tratamiento del VIH. Si se eliminan todos estos obstáculos, las organizaciones lideradas por la comunidad podrán aportar un impulso aún mayor a la respuesta mundial al VIH, avanzando hacia el fin del sida.

Este Día Mundial del Sida es más que un mero homenaje a los logros de las comunidades; es un llamamiento a la acción para habilitar y apoyar a las comunidades en sus puestos de liderazgo. En el Día Mundial del Sida 2023 se destacará que, para liberar todo el potencial del liderazgo de las comunidades para conseguir el fin del sida:

  • Los roles de liderazgo de las comunidades deben ser fundamentales en todos los planes y programas para el VIH y durante su formulación, elaboración de presupuestos, puesta en marcha, seguimiento y evaluación. «Nada para nosotros sin nosotros».
  • Las funciones de liderazgo de las comunidades deben financiarse de forma completa y fiable para permitir la ampliación necesaria, y han de contar siempre con el apoyo y la remuneración adecuados. «No poner fin al sida es más caro que acabar con él».
  • Es necesario eliminar las barreras a los roles de liderazgo de las comunidades. Se necesita un entorno normativo propicio que facilite el papel de las comunidades en la prestación de servicios para el VIH, garantice el espacio social civil y proteja los derechos humanos de todos, incluidas las comunidades marginadas, para avanzar en la respuesta global al VIH. «Eliminar las leyes que perjudican, crear leyes que empoderan».

Las comunidades están liderando el Día Mundial del Sida y, en todo el mundo, están dando forma a los acontecimientos y adaptando los llamamientos detallados a sus necesidades específicas. Mediante las fotos y los vídeos compartidos por los grupos en las redes sociales y subidos por ONUSIDA, las personas podrán hacerse una idea de los muchos y variados eventos que tendrán lugar, dejarse inspirar por la determinación y la esperanza, y escuchar las llamadas a la acción de las comunidades.  

Dado que el cambio no depende de un momento, sino de un movimiento, el mensaje «Que lideren las comunidades» no solo sonará un día. Estará en el centro de las acciones que se desarrollarán a lo largo de noviembre, entre ellas la publicación del Informe del Día Mundial del Sida (titulado Que lideren las comunidades) a finales de noviembre, llegará a su punto más alto el 1 de diciembre coincidiendo con el Día Mundial del Sida, y seguirá resonando a lo largo de todo diciembre y más adelante.

«El fin del sida es posible, está a nuestro alcance —afirma Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA—. Para seguir el camino que pone fin al sida, el mundo debe dejar que las comunidades asuman el liderazgo».

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) infecta los linfocitos T CD4 del sistema inmunitario, que ayudan al organismo a luchar contra las infecciones. El virus se multiplica dentro de esas células y acaba dañándolas y destruyéndolas. Sin un tratamiento eficaz de una combinación de medicamentos antirretrovíricos, el sistema inmunitario se debilitará hasta el punto de que ya no podrá combatir infecciones ni enfermedades.

«Sida» (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es un término que se aplica a las fases más avanzadas de la infección por el VIH, caracterizadas por la aparición de uno de los más de veinte cánceres o infecciones oportunistas potencialmente mortales. Las infecciones oportunistas se llaman así porque se aprovechan de la debilidad del sistema inmunitario. El sida fue una característica definitoria de los primeros años de la epidemia de la infección por el VIH, antes de que aparecieran los tratamientos antirretrovíricos (TAR).

Hoy en día, al haber cada vez más personas en tratamiento con TAR, la mayoría de los infectados no presentan sida. La probabilidad de que a la persona se le diagnostique una infección avanzada por el VIH —la cual se considera que presentan las personas con un recuento de linfocitos T CD4 inferior a 200 copias, las que tienen una enfermedad definitoria de sida y los niños menores de 5 años con infección confirmada por el VIH— es más probable en las personas con infección no diagnosticada por este virus, en aquellas a quienes se les diagnostica tarde la infección y en las que han interrumpido o nunca han tomado un TAR.

El VIH está presente en varios líquidos corporales de las personas infectadas, tales como la sangre, el semen, las secreciones vaginales y rectales o la lecha materna. El VIH puede transmitirse:

  • por relaciones sexuales vaginales o anales sin protección y, en casos muy raros, por relaciones sexuales orales con una persona infectada;
  • por la transfusión de sangre contaminada;
  • por compartir agujas, jeringas, otro material de inyección o quirúrgico u otros objetos punzocortantes, y
  • por transmisión de la madre al hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia.

Una persona con VIH que esté sometida a un TAR y cuya carga vírica sea «indetectable» no transmitirá el VIH a su pareja o parejas sexuales. 

Aunque la infección por el VIH no tiene cura, se puede tratar con antirretrovíricos, cuya acción consiste en detener la replicación del virus. El TAR puede reducir tanto el número de virus presentes en el organismo que el sistema inmunitario pueda funcionar normalmente y la persona infectada tenga buena salud, siempre que cumpla el tratamiento y este siga siendo eficaz. La probabilidad de transmisión del VIH a otras personas también es mucho menor cuando el tratamiento funciona.

Las evidencias de varios estudios indican que las personas con VIH que tienen una carga vírica «indetectable» no pueden transmitir el VIH a otras personas. Una persona es «indetectable» cuando el TAR ha reducido la cantidad de virus presente en su organismo hasta niveles tan bajos que este no puede detectarse mediante pruebas normales de la carga vírica. En el marco de la atención médica sistemática de las personas con VIH, los profesionales de la atención de salud suelen encargarse del seguimiento de la carga vírica y de la confirmación de una carga vírica indetectable. En numerosos países de ingresos bajos y medianos, las pruebas de medición de la carga vírica pueden no estar disponibles de manera regular o sistemática, por lo que muchas personas no llegan a saber que son indetectables. Sin embargo, pueden estar seguras de que el riesgo de transmitir el VIH se reduce considerablemente cuando siguen el tratamiento, y cuando lo inician sin demora.

A nivel mundial, el VIH, al igual que otras ITS, se transmite principalmente a través del sexo vaginal y anal sin protección. Se pueden utilizar varios métodos para evitar que esto suceda. Se recomienda el uso de una combinación de intervenciones preventivas eficaces, como:

  • usar preservativos masculinos o femeninos y un lubricante compatible de forma sistemática y correcta;
  • en el caso de las personas seronegativas, tomar profilaxis antes de la exposición al VIH (PrEP) para prevenir su transmisión;
  • en el caso de las personas ya infectadas, tomar TAR para reducir la carga vírica a niveles indetectables, lo que significa que no pueden transmitir el VIH a sus parejas sexuales;
  • en el caso de los adolescentes y hombres que viven en entornos con una alta prevalencia del VIH, la circuncisión voluntaria practicada por personal sanitario cualificado reduce el riesgo de infección por el VIH al mantener relaciones heterosexuales;   
  • el diagnóstico y tratamiento de otras ITS, y
  • siendo conscientes del propio estado serológico y, en el caso de las personas con VIH, siguiendo el tratamiento antirretrovírico para prevenir la transmisión a su pareja o parejas.

Es más probable que se produzca una infección por el VIH si otra persona padece una ITS, y viceversa. La probabilidad de infección por el VIH u otros patógenos de transmisión sexual aumenta significativamente cuando las personas adoptan comportamientos sexuales de riesgo (por ejemplo, cuando no utilizan preservativos o tienen relaciones sexuales con múltiples parejas sin protección o bajo los efectos de las drogas y el alcohol). Además, las llagas y las inflamaciones que provocan algunas ITS facilitan la infección por el VIH. La evidencia indica que el herpes genital (HSV-2) casi triplica el riesgo de contraer el VIH, tanto en el caso de los hombres como de las mujeres. Las mujeres que viven con el VIH también tienen un alto riesgo de infección por el virus del papiloma humano (VPH) y seis veces más probabilidades de padecer cáncer del cuello del útero, entre otros ejemplos. 

Organización Mundial de la Salud

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